La
oscuridad alternativa
Leonardo Boff (*)
Ahora, la pretensión del universalismo de la cultura occidental conduce irremediablemente al imperialismo que ganó cuerpo y fuerza bajo Bush. Al intervenir en Irak, pretende rediseñar toda la política del Medio Oriente de matriz musulmana, garantizando todavía para el Occidente, el suministro necesario de petróleo.
ALAI-AMLATINA, 14/03/2003, Río de Janeiro. La crisis global nos hace pensar y también elucubrar. La guerra inminente está en la lógica del imperialismo global norteamericano. Ella puede desatar procesos tal vez incontrolables y vaticinar catástrofes de dimensiones aterradoras para el futuro de Gaia y de sus hijos e hijas. Invoco a dos analistas respetables de la política mundial, un liberal, Samuel P. Huntington, y otro marxista, Eric J. Hobsbawn, para dar consistencia a mis conjeturas.
En su conocida obra "A era dos extremos" (1994), Hobsbawn menciona en la última frase del libro: "no sabemos para donde estamos yendo. Con todo, una cosa es cierta. Si la humanidad quiere tener un futuro reconocible, no puede ser por el prolongamiento del pasado o del presente. Si tratáramos de construir el tercer milenio sobre esa base, vamos a fracasar. Y el precio del fracaso, o sea la alternativa para el cambio de la sociedad, es la oscuridad" (pag.562).
Bush y aliados están prolongando la lógica del pasado y, consecuentemente, nos están produciendo la oscuridad. Esa oscuridad nos es proyectada con tonos dramáticos por uno de los principales políticos científicos norteamericanos y consejero del Pentágono, Huntington, en el final de su famoso libro "O Choque de civilizações (1996, pgs. 398- 405). Según él, eclosionará, alrededor de 2010, una guerra intercivilizacional global, involucrando estados-nucleos de civilización como los Estados Unidos y sus estados-miembros (Europa y Rusia) y la China y sus respectivos estados- miembros (Japón, Pakistán e Irán). La devastación general entre ellos, por armas convencionales ó nucleares, será de tal orden que conducirá a los contendores a un drástico declive del poderío económico, demográfico y militar. La hegemonía global que por siglos se situaba en el Norte, ahora se traslada al gran Sur. Aquí, todavía según Huntington, restarán India e Indonesia, esquivándose de terribles devastaciones. Tratarán de reformular el mundo según los paradigmas de ellos. Yo añadiría el Brasil, la principal potencia de los trópicos, con recursos estratégicos para la humanidad, con agua potable, biomasa y biodiversidad junto a una razonable acumulación de masa crítica. Consideraremos, un día, su posible función central en la remodelación de la Tierra bajo otro paradigma, no imperial. América Latina, promoverá un Plan Marshall para relevantar los Estados Unidos. ¿Quién lo diría?
Ese
escenario parece fantasmagórico, pero tal vez no tanto.
El detonador de la guerra global estaría en el Estado- nucleo occidental,
irremediablemente intervensionista, porque sus líderes creen que la
civilización occidental se presenta como la más elevada y la
más racional de todas. Fue ella la que introdujo el cristianismo, el
valor del individuo, los derechos humanos, el imperio de la ley y la democracia.
Por eso, ella debe ser llevada, como opción única, a todos los
cuadrantes y moldear la globalización. Tal como lo expresó el
carente de lucidez y escrúpulos, Silvio Berlusconi. Ahora, la pretensión
del universalismo de la cultura occidental conduce irremediablemente al imperialismo
que ganó cuerpo y fuerza bajo Bush. Al intervenir en Irak, pretende
rediseñar toda la política del Medio Oriente de matriz musulmana,
garantizando todavía para el Occidente, el suministro necesario de
petróleo. Aquí reside el detonador de la actual guerra y de
las rabias contra el Occidente, matriz de futuros conflictos y de más
terrorismo global.
* Leonardo Boff, teólogo
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