MOVIMIENTO ECUMÉNICO POR LOS DERECHOS HUMANOS
Moreno 1785, 1. piso - 1093   BUENOS AIRES  - Tel: 4382-5957

                                                                                                                   Diciembre de 1999

A las compañeras y compañeros del MEDH:

Al fin de un año muy intenso para nuestro país y también para nuestro movimiento, a lo largo del cual vivimos importantes cambios, pero a la vez la clara reafirmación de nuestra solidaridad con aquellos, cuyos derechos son menoscabados, un compromiso con la dignidad irrenunciable de los seres humanos, que nos une desde hace más de dos décadas, queremos saludarlos compartiendo estas líneas, producto de desafíos, discusiones y reflexiones, de las cuales participaron también muchos de ustedes.

El MEDH nació en medio del más atroz de los genocidios que sufriera nuestro pueblo a lo largo de la historia nacional, momento en que la violación de sus derechos fundamentales era sistemática y masiva, y exigía un claro compromiso de las iglesias en defensa de los mismos.

El MEDH es el tercer organismo estrictamente de DDHH que surge en la Argentina, y tiene desde sus comienzos una identidad y particularidad que lo distingue claramente: Mientras la LADH (creada en 1938) se define por su cercanía a un determinado partido político, el SERPAJ en esencia es una propuesta de resistencia social no violenta y la APDH (surgida en diciembre de 1975) es un órgano conformado por individuos que participan de esta lucha a nivel personal por motivaciones políticas y/o éticas particulares, el MEDH nace desde la conciencia de las iglesias no pueden delegar en terceros su misión de enfrentar al terrorismo de estado, y que esta misión quieren asumirla con la mayor fuerza y compromiso institucional posibles. Al mismo tiempo, conformando el MEDH como MOVIMIENTO DE IGLESIAS Y NO SIMPLEMENTE DE INDIVIDUOS O GRUPOS DE BUENA VOLUNTAD, éstas trataron de dar -dentro de las limitadas posibilidades de aquél momento- algún tipo de cobertura y protección a aquellos, que estaban directamente implicados en acciones, que podían costarles la vida (como de hecho fue) tanto en grupos de cristianos de base, en equipos ecuménicos e iglesias.

Esta decisión es clara y explícita desde los mismos comienzos de MEDH, y fue ratificada como nuestra identidad característica en la asamblea nacional del 9 de julio de 1976, luego de una consciente evaluación de lo actuado hasta allí.

En lo que se dio en llamar "refundación" del MEDH a lo largo de 1998 y 1999 hemos reafirmado enfática e inequívocamente esta motivación original: Tanto en relación a las consecuencias de la dictadura como frente al actual genocidio de marginación y exclusión, las iglesias no queremos ser prescindentes ni podemos delegar nuestra misión (a la que nos convocan imperativamente el Evangelio y la vida de Jesús) de comprometernos con las víctimas. Tampoco dejaremos que nadie nos aparte (por los motivos que fuere) de cumplir con la función profética y solidaria, que nuestro pueblo explotado y marginado espera sin ninguna duda de las iglesias también hoy.

En otras palabras: Las iglesias del MEDH entienden que la defensa de los DDHH es algo inherente a la propia naturaleza de aquella iglesia, que realmente sigue el llamado y el envío de Jesús, y ésta debe cumplir inevitablemente su mandato fundacional COMO IGLESIA JUNTO CON OTRAS IGLESIAS. Sin ello no sería iglesia, de igual manera que SIN LA PARTICIPACION ORGANICA Y REAL DE LAS IGLESIAS EL MEDH NO SERIA EL MOVIMIENTO ECUMENICO POR LOS DERECHOS HUMANOS sino cualquier otra cosa.

Estamos agradecidos a Dios y a nuestro pueblo que hoy exista en la Argentina una amplia variedad de organizaciones y secretarias de DDHH, de la cual todos podemos participar libremente, según nuestra propia convicción y elección.
Sin duda esta amplitud del compromiso posible en defensa de los DDHH es la mejor garantía y mayor esperanza para esta democracia vacilante, limitada y muchas veces simplemente formal que estamos transitando y sufriendo.

Es en medio de esta diversidad de organizaciones de DDHH que como MEDH reafirmamos con el énfasis del primer momento lo que siempre sostuvimos: pretendemos ser (no más, pero tampoco menos que) un movimiento profético, solidario y comprometido de iglesias, que juntas tratan de hacer presente en este tiempo angustiante señales del reino de Dios, (un reino de verdadera justicia, solidaridad, liberación y paz).

Obviamente, ante la diversidad de propuestas y convocatorias de los organismos de DDHH existentes hoy en nuestro país, cada uno podrá y deberá optar. Y sin duda se asociará a aquellas, que deacuerdo a sus inclinaciones personales o grupales les parezcan las mas apropiadas por su estrategia y objetivos.

Repetimos: nos alegramos que esto sea así, ya que de esta manera cada uno podrá identificarse e integrarse libre y plenamente a aquella organización que mejor exprese su militancia.

También nosotros volvemos a invitar hoy, como ya lo hiciéramos en los comienzos del MEDH, a que se integren a nuestro movimiento en forma cada vez mas numerosa todos aquellos, que quieran participar de un compromiso sincero y solidario en defensa de las víctimas del genocidio pasado y presente. Un compromiso, que en nuestro caso se basa y define desde a Fe y la fraternidad a un pueblo, del que Dios se hace y nos hace parte. Por ello pretendemos convocar de un modo preferencial a los pobres de nuestro pueblo, a los miembros de movimientos sociales inspirados en la Fe, comunidades religiosas o iglesias para que asuman con decisión y todas sus consecuencias las exigencias y promesas del mensaje bíblico. Por eso para el MEDH las comunidades eclesiales populares y los movimientos sociales inspirados en la Biblia son instrumentos imprescindibles, prioritarios y fundamentales a la hora de asumir el ministerio profético y martirial al que nos convoca hoy Dios.
Por esto rechazamos cualquier personalismo autocrático, elitista o clientelista: la base del MEDH no son individuos o grupos profesionalizados en la defensa de los DDHH sino ante todo las comunidades testimoniales de nuestro propio pueblo.

aprovechamos esta oportunidad para pedirle fervientemente, que ante la opresión, marginación y muerte de nuestros hermanos, que produce el sistema económico-social que domina a nuestro pueblo, intensifiquemos al máximo nuestros esfuerzos por integrar al MEDH (a nivel regional y/o nacional) la mayor cantidad de iglesias, diócesis, congregaciones religiosas, vicarías sociales, Comunidades populares de Fe, grupos barriales de inspiración cristiana, etc. Insistan, para que las iglesias conformen con sus delegados las imprescindibles Juntas Pastorales regionales.

Aprovechamos también, para compartir con Ustedes algunos aspectos referidos a la propia institucionalidad del MEDH y la urgencia de optimizar su funcionamiento.
Las iglesias, responsables últimas del MEDH, dieron a éste, su organismo de DDHH una necesaria estructura administrativa y legal, que fue garantía de supervivencia en el pasado y hace posible su vigencia hoy, después de casi 24 años (por ejemplo en la gestión de fondos del exterior, actuaciones frente el estado, juicios patrocinados en conjunto con el resto de movimientos de DDHH, declaraciones en los medios de comunicación o acciones compartidas a nivel mundial con otras iglesias de la Oikumene, actos y celebraciones litúrgicas de la Fe y vivencias de nuestro pueblo).
Estamos convencidos que la integración y participación responsable de esta institucionalidad orgánica, que fue creciendo en el MEDH a través de dolores y esperanzas, fracasos y éxitos, es imprescindible para el conjunto del movimiento a la vez que fundamental para el trabajo y la solidez de cada regional.

Esta necesaria configuración legal implica por ejemplo una personería jurídica basada (también a nivel institucional/administrativo) en la responsabilidad interna y externa que asumen en última instancia respecto al funcionamiento del MEDH como tal determinadas iglesias, mediante el cumplimiento de lo exigido por estatutos, etc.

En este sentido, y con la intención de transparentar de la mejor manera posible una propuesta de organización, que de hecho fue siempre un consenso básico del MEDH, la asamblea del 26 de Noviembre de 1999 elaboró un reglamento referido a la coordinación y al necesario relacionamiento del MEDH-Nacional con las regionales y delegaciones. Les enviamos este documento para que lo tomen en cuenta, elaborando y haciéndonos llegar a su vez aquellos criterios y lineamientos específicos de funcionamiento y organización, que surjan del desafío que enfrentan en su región, a fin de que podamos entrar en un diálogo que sea realmente fructífero y una coordinación dinámica y administración efectiva de la misión que nuestro movimiento y sus iglesias son llamadas a llevar adelante hoy en conjunto y con todas sus fuerzas.

Esperamos que tengan el tiempo, la tranquilidad, energía y disposición necesarias como para leer con detenimiento, y luego confirmamos su acuerdo con estos dos escritos, a fin de que en el futuro todos podamos actuar firmemente convencidos de estar compartiendo con pleno convencimiento una misma motivación y organicidad en nuestro común compromiso con los Derechos Humanos.

Deseándoles la confianza renovada de que Dios cumple lo que en amor prometió a su pueblo pobre, los saludan deseándoles la esperanza y bendición del jubileo.

Obispo Jorge Novak       -         Pastor Rodolfo Reinich         -              Obispo Federico Pavura