MEMORIAS
Los siguientes poemas de autores mortales y trascendentes por
desconocidos resumen los afectos que inspiran estos trabajos de
escarbar el pasado para dignificar el presente y mejorar el
futuro.
Compartirlos con ustedes es un placer.
....seran muchos, oh Honduras, tus muertos
pero todos caerán con honor
Himno Nacional
Dr. Augusto C. Coello
SE FUERTE, AMOR MIO.
Así le dijo a su mujer embarazada,
la noche que se lo llevaron de su casa
con el pecho desnudo
los seis asesinos de capuchas negras.
Tenía 33 años.
Ella le dijo:
No levantes las manos.
Estos no son oficiales;
son delincuentes.
La miró y bajo las manos.
Esa noche llovían rosas negras
casi imperceptibles.
Rosas que llenaban las
calles de pétalos oscuros
tan oscuros como sangre seca.
El volvió la mirada sonriendo,
como un héroe hablándole
a la nación.
Se fuerte, amor mío.
La noche de las rosas negras,
de los claustros de tortura,
de las capuchas
será una larga pesadilla,
Honduras mía,
pero nunca olvides.
Se fuerte, amor mío.
Los asesinos se esconderán detrás
de estrellas de bronce,
y armas y uniformes;
pero se fuerte, amor mío.
!Lucha!
La verdad nos hará libres.
Felix Aguilar
Kansas City, MO
29 de julio de 1995
POEMA AL DESAPARECIDO TOMAS NATIVI
En una noche tan triste
Se llevaron a Tomás
El escuadrón de la muerte
Para no verlo jamás.
Podrán llevarte mil veces
Estarás siempre presente
Porque fuiste organizador
Y también hombre valiente.
El pueblo nunca se olvida Tomás,
que fuiste perseverante
Lo que tú recomendaste
Camina para adelante
Ni puñales ni metrallas
Pudieron callar tu voz
El pueblo está organizado
Porque está siempre con voz
Que viva siempre Tomás
También que viva el COFADEH
Que el pueblo siga luchando
Junto con los familiares
Tomás alma de rosa
Corazón de libertador
Su voz era de un patriota
Exigiendo liberación
Se fue sereno Tomás
Pero su mente preocupada
Porque amaba mucho a su Bertha
y la dejaba embarazada.
Tomás Nativi tiene la dicha
Que lo recoge la historia
Jesús también lo levanta
Para compartir la gloria
Además dice TOMÁS
Camino a la LIBERTAD
Aunque tarde COMPAÑEROS
La justicia LLEGARÁ.
CORONADO AVILA
"CINCO METROS DE MEMORIA"
En la vida está el país, allí está una ciudad, en la ciudad está
una avenida; la avenida se llama Cervantes y en ella está una
casa,
en la casa está el número 1301, en ese número está un museo, en
ese
museo está la memoria, y allí en la memoria está el COFADEH.
Allí están todas las memorias esparcidas en los viernes, de pie,
con ese dolor terco en la plaza La Merced.
El museo de los desaparecidos mide cinco metros al cuadrado, tan
pequeño espacio con tantas memorias; Dios sabrá como es posible
que
allí quepa tanta ignominia, tanto dolor, tanto orgullo, tanta
dignidad, tanto pasado, tantas cosas, tanto futuro, tanta
historia,
tanta sangre, tantas lágrimas, tanta injusticia, tanta muerte,
tanto horror, tantos recuerdos, tanto amor,. !Cómo es posible!.
Allí está el sentido convulso de la vida en medio de un poemario
de
Benedetti, que aquel niño hombre que le decían Roger Gonzalez
cargó
dentro de su morral, hasta el último de los amaneceres inútiles y
salvajes.
Allí está la fotografía blanco y negro, con los ojos austriales y
dormidos por el relampago de magnesio que el último domingo de
1982
se tomó Hans Madisson.
Allí está entreabierto el libro que escribió en la cruz de la
teología ausente el padre Guadalupe.
Allí está la máquina de escribir, aquel aparato indomable como un
carrusel de caballitos de letras que cabalgó las ideas de Tomás
Nativi; allí está el corazón de Tomás envuelto en un papel
amarillo
triste que el mismo adornó con un adiós para Bertha.
Allí está un cementerio de frutas muertas para siempre que
Joselito
Aguilera pintó en un lienzo retorcido de silencios.
Allí está el martillo de carpintero galileo que usó Miguel Angel
García. Allí está junto a su cepillo dentrífico y su pedazo de
reloj de puño, ese reloj sin horas, sin tiempo, que el usó en la
vida, con horario matemático.
Allí, en el centro de los cinco metros están las cartas escritas
con los cinco dedos del alma para Rina el amor de toda la vida y
de
toda la muerte de Tavo; allí están sus corbatas, su fajón de
cuero
crudo, sus números enteros de economista y sus tijeras de sastre,
y allí en el último de sus alientos cuelga un poema para Raul;
allí
está todo lo que era Gustavo Morales.
Allí está con su sonrisa de mariposas blancas el fantasma vivo de
Marco Tulio Hernandez, allí está el hombre de pie, frente a una
flor anaranjada leyéndole una carta de amor a Belia.
Allí, hundido en el mar de sus ojos imposibles, allí está Samuel
Pérez con su uniforme del Central, cargando su trabajito manual
de
un emperador maya que el esculpió en madera color de recuerdos.
Allí está Rolando Vindel, mirándonos despacio y con un otoño
lánguido bajo sus pupilas, allí está desde su testimonio final
escrito en la cárcel.
Allí están las postales y las cartas con olor a besos ausentes
que
Eduardo Becerra le escribió a Ninoska, aquella muchacha de ojos
de
enero febril que Eduardo amó entre libros de anatomía y
estetoscopios.
Allí está Jorge Alberto Maldonado, tratando de sostener esa
Nitzcheana voluntad, para no morirse nunca.
Allí está Enrique Lopez Hernandez con sus cuatro uniformes
tridentinos, sus carnets y entre sus fragmentos de vida esta su
invitación de bodas.
Allí están las voces encerradas en una bocina que cargó con una
alegría vencida por el holocausto del adiós que nos dijo Carlos
Luna.
Allí están otros nombres, otros rostros petrificados en la
historia, allí estan otras radiografías de cosas enternecedoras y
desgraciadas como en una galería de domingos torpes e inciertos.
Allí está el taciturno color de nostalgia retratada de cuerpo
entero.
Allí está la vida, y la vida está en el país, allí está una
ciudad,
en la ciudad está una avenida; la avenida se llama Cervantes y en
ella está una casa, en la casa está el número 1301, en ese número
está un museo, el museo mide cinco metro, y allí está la
memoria....
!Dios mío, el país está extendido en cinco metros cuadrados!.
Allan
McDonal
Escritor y dibujante político.
Comayaguela, MDC., 18 de agosto de 1993
Señores(as)
MIEMBROS DEL COFADEH
Tegucigalpa, M.D.C.
QUERIDOS AMIGOS:
Quiero por este medio identificarme con ustedes y de paso
asegurarles que yo, y cientos de miles de hondureños más, nos
identificamos con su causa.
Quiero también que sepan que muchos de esos que ustedes lloran a
diario, fueron mis compañeros de aula, bien en la Normal, o ya
en
la Universidad. Razón suficiente para tener de ellos un alto
concepto y un recuerdo que no muere. Pero nadie mejor que
ustedes
para saber la importancia a que nos ha sometido el asqueroso
uniforme de los mercaderes del poder. Por eso el único aporte
que
algunos podemos hacer a ese grito perenne y justo del primer
viernes de cada mes, es un débil comentario, como el que a
continuación les escribo:
UN ARTICULO MAS
Por renglones de historia que antes fueron caminos
aparece tu imagen con la espada en la mano
combatiendo las sombras de la oscura colonia
con las sombras de siempre de los necios aquellos
que jamás superaron su postura servil.
Yo que te hablo por todos, General Morazan,
te aseguro y te juro
que cuando oigo que exaltan a la patria en tu nombre
me imagino el estruendo de los cascos aquellos
que por cerros y valles defendieron la unión.
Siempre hablando por todos, General Morazan,
Te aseguro y te juro
Que hoy hay más generales que en tu tiempo soldados
y que en vez de galones lo que ostentan son chapas
de las tantas empresas en que ya convirtieron
tu inmortal ilusión.
Y lo peor de su infamia es que quieren meternos
que lo que hacen ahora lo heredaron de ti,
cuando todos sabemos que hasta vos vas incluído
en la lista de precios de las diarias subastas
que hacen siempre en tu nombre
y que llevan por lema el absurdo estribillo
de honor, sacrificio, lealtad y valor.
ALVARO RUBIO PINEDA
Colonia Las Torres, Comayaguela, M.D.C.
MIRAR HACIA EL PASADO
ES HACER UN HOMENAJE AL FUTURO DEL PRESENTE
C O F A D E H
Tegucigalpa, MDC., 11 de junio de 1999
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