Posted by Arcadio Ventura on May 15, 19102 at 07:48:33:
Revista Cambio, lunes 13 de mayo de 2002
Los cómplices de las Farc
Mauricio Vargas
No se trata de un simple problema de semántica. Se trata de un asunto político -en el mejor sentido de esta devaluada palabra- y sin duda también de una cuestión de ética. Llamar o no terroristas a los criminales de las Farc implica adoptar una postura que la opinión pública hoy, y la historia mañana, necesariamente entrarán a juzgar. Omitir esta denuncia que después de la siniestra pesadilla de Bojayá ya no necesita prueba adicional, implica ubicarse en el mismo lado de quienes justificaron a Hitler y Stalin, de quienes con su silencio cómplice los hicieron posibles.
Por eso me parece que los gobiernos de la Unión Europea, al menos hasta que demuestren lo contrario, están bajo grave sospecha de complicidad con uno de los grupos armados más inhumanos del planeta. Cualquiera que haya sido el móvil -y hablo de móvil y no de razón, porque razón no puede haber- para que los miembros del Consejo de la UE fallaran en su intento de conseguir el consenso para declarar terroristas a Tirofijo, Jojoy, Romaña, Alfonso Cano, Iván Márquez y demás genocidas, se van a tener que gastar un buen rato explicando la decisión.
Es evidente que la mayoría de esos gobiernos estaban a favor de una declaratoria en ese sentido, pero el sistema de consenso que opera en la UE para este tipo de decisiones permite que la oposición de uno o dos -se habla en este caso de Francia y Suecia- pese más que la voluntad de la mayoría. Y los que integran esa mayoría deben salir a aclarar su postura sin tardanza, porque cada hora que pasa agrava la falta cometida.
Es cierto que algo de responsabilidad le cabe en todo esto al presidente Andrés Pastrana. En su ingenuo y por momentos ciego afán de conseguir que avanzara la mesa del Caguán, fue él quien les repitió hasta hace algunos meses a los europeos que debían abstenerse de declarar terroristas a las Farc. Pero esa porción de culpa del mandatario no excusa la omisión del Viejo Mundo. Sea como sea, las cosas han cambiado de manera radical pues las Farc, tras burlarse de las gestiones de, entre otros, los embajadores europeos, echaron a la basura el proceso y quemaron las naves a punta de reiteradas acciones terroristas. Lo que Europa debe entender es justamente eso: desde el punto de vista político, declarar terrorista a ese grupo debe ser también un castigo por haber causado el naufragio del proceso.
Los gobiernos europeos están tan prestos a dar lecciones de derechos humanos al Tercer Mundo como a venderle armas.
Pero detrás de la metida de pata europea hay algo más. Está la doble moral de algunos de sus gobiernos, tan prestos a dar lecciones de derechos humanos al Tercer Mundo como a venderles armas a estos paupérrimos países, no sin antes untarles la mano a quienes deciden sobre las compras. No hay que olvidar que las industrias armamentistas de Francia y Suecia fueron las primeras en violar el embargo de armas a Irán en la década del 80. Y peor aún: que el legendario líder socialista sueco Olof Palme fue asesinado a la salida de un cine como resultado de un complot aún no del todo develado, pero del que alcanzó a asomar como móvil la oposición del varias veces Primer Ministro de Suecia a esa venta, como lo denunció oportunamente The New York Times.
En cuanto a Francia, sus ciudadanos han festejado con alborozo la derrota por amplio margen del neofascista Jean Marie Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. No creo que haya tanto motivo para la fiesta. Por este hombre que considera el holocausto "un detalle de la historia" votaron 5,5 millones de franceses, una cantidad nada despreciable. Pero lo más grave es que al no jugarse en pleno para que el Consejo de la UE declarara terroristas a las Farc, el Gobierno francés -que se dice enemigo de Le Pen- dejó entrever que se comporta como el líder ultraderechista y que episodios como el de Bojayá son para Francia otro "detalle de la historia".
Los gobiernos europeos deben reaccionar y pronto. Deben apresurarse a reconsiderar la inclusión de las Farc en la lista de grupos terroristas a la que ya integraron, con total justeza, a las Auc, culpables por cierto de buena parte del drama que viven Chocó y Colombia entera. De lo contrario, los colombianos tendremos derecho a pensar que esto no les pasó por brutos sino por algo peor: porque les parece legítimo que en una guerra un grupo armado asesine a 117 personas desarmadas, entre ellas medio centenar de niños, que se refugiaban en una iglesia. Tendremos derecho a decirlo y a culparlos de complicidad".