Posted by ALBERTO on May 10, 19102 at 12:58:17:
Empiezo con mi comentario: Vaya parodia de periodista, qué frustrada que debió de quedarse tras intentar con gran torpeza una y otra vez llevar a la entrevistada a su terreno sin conseguirlo. Las escuelas de periodismo en Colombia deben ser, como toda su universidad, las escuelas para tontos en las que sólo ingresan los hijos de una oligarquía estúpida e incapaz por su propia naturaleza.
Cuánto trabajo le debe de costar a la entrevistadora entender que quien hace más daño a la legitimidad del estado colombiano son los escuadrones de la muerte que trabajan codo a codo en coordinación con el ejército. Las FARC no son el estado, luchan contra el ejército, el estado no es el responsable de sus actos, algo que no puede decirse de las AUC, cuya responsabilidad recae en el estado que las promueve, financia y tolera.
Por lo demás hay una pasaje de la entrevista que es desolador: El ejército que no se atrevió a entrar en Chocó dejó pasar a sus "socios" paramilitares. Derrotados los paras, han tenido que entrar ya directamente los oficiales a justificar el sueldo que cobran. Dice Leonardo que el ejército debió intervenir antes de los hechos. Rotundamente: NO, el ejército debió intervenir desde el momento en que supo que había bandas armadas paramilitares en Chocó, que por lo visto es desde hace dos años. No intervinieron porque "eran de los nuestros".
Cuando se ajusten las cuentas a los responsables, y vaya a la cárcel hasta el apuntador -ministros y secretarios de estado encarcelados por tramposos y delincuentes en esta España perezosa y juerguista-, como pasó en España con los paramilitares; cuando el mismo ejército derrame su sangre contra los paramilitares y éstos sean perseguidos por los mismos que los han creado; cuando todo eso pase, empezaré a creer en la "democracia" (es un decir) colombiana.
Mientras tanto, ARcadio puede seguir imaginándose semejanzas entre las FARC y ETA, que viene a ser lo mismo que si comparamos Medellín y Barcelona, o la democracia colombiana y la española.
Entrevista
Amnistía cuestiona certificación por derechos humanos a FF.AA.
Irene Khan, secretaría general de la organización, insistió en "las relaciones entre militares y paramilitares".
La funcionaria -nacida en Bangladesh- vino esta semana para pedirles a los candidatos presidenciales más compromiso y menos retórica para superar la crisis humanitaria que provoca el conflicto armado.
Amnistía insiste en "los nexos" entre militares y paramilitares, pero hace una semana el Departamento de Estado certificó a las Fuerzas Armadas en derechos humanos.
Aunque se han reducido las violaciones de los militares, han aumentado las de los paramilitares, que gozan del apoyo abierto de los militares. Nos preocupa la certificación.
Hay quienes critican que Amnistía denuncia insistentemente las violaciones de los militares, y menos las de la guerrilla.
Rechazamos esa afirmación. Denunciamos los secuestros que hacen las Farc, sus ataques a los civiles. Denunciamos sea quien sea el que cometa las violaciones, pero creemos que las acciones de la guerrilla no le dan al Estado una excusa para eludir su responsabilidad de proteger a los ciudadanos.
Pax Christi criticó duramente a la Unión Europea (UE) por no incluir en su lista de terroristas a las Farc y el Eln. ¿Qué piensa Amnistía?
La decisión de la Unión Europea es política. Nuestra preocupación es que se proteja a la población civil. Amnistía ha instado repetidamente a las partes del conflicto a que consigan un acuerdo humanitario para protegerla.
Según ustedes ¿cuál debe ser la posición del Gobierno frente a las Farc, que provocaron esta semana unas de las tragedias humanitarias más grandes...
Nos preocupan, tanto las violaciones a manos de las Farc, como de las de los paramilitares. La relación más o menos explícita de estos con los militares implica una responsabilidad del Estado. Tenemos que mirar las violaciones de todos.
En el caso de Bojayá hubo alertas tempranas de la Defensoría y de la ONU, pero hubo falta total de acción de la FF.AA.
¿Cómo fue posible que paramilitares viajaran desde Turbo por el río Atrato, y llegaran a Vigía pese a la fuerte presencia militar?
Acabamos de recibir denuncias de la zona rural de San Vicente del Caguán, que dicen que los militares están amenazando con masacres paramilitares. A los paramilitares se les ha ido delegando el trabajo sucio.
¿Amnistía piensa entonces que el paramilitarismo es una política institucional?
Los vínculos han sido demostrados. Eso implica la responsabilidad del Estado. Si no es una política del Gobierno, el Gobierno la tolera.
¿Usted escuchó a los cuatro candidatos presidenciales. Qué piensa de la decisión de Álvaro Uribe de impulsar un estatuto antiterrorista y de su respaldo a las facultades judiciales para el Ejército?
Nos preocupa que hable de poderes para los allanamientos, para las capturas y, en general, el estatuto antiterrorista que propone. Su enfoque está en la seguridad, pero no hay salvaguardas necesarias para los derechos humanos. Una cosa no puede ser a costa de la otra.
¿Amnistía ve nocivo para el récord de derechos humanos un posible gobierno de Uribe?
Hay que esperar. Le recomendaríamos que cualquier medida de seguridad no dé lugar a las violaciones de los derechos humanos.
Ustedes alimentan sus informes de ONG nacionales que con frecuencia tienen prejuicios con Uribe. ¿Amnistía está prejuiciada con él?
El análisis de Amnistía se basa en una consulta muy amplia a todos los sectores. A las ONG, a la Iglesia y del mismo Ejército.
No tenemos ninguna opinión a priori sobre un gobierno. Si el presidente es Uribe, veremos cómo será su gobierno y, exclusivamente con base en ello, nos haremos una opinión.
El origen de Amnistía Internacional
Con un artículo publicado en el semanario londinés The Observer, que hablaba de liberar a "los presos de conciencia", comenzó, en 1961, la hoy conocida organización de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional.
"A ambos lados de la Cortina de hierro hay personas encarceladas por defender ideas", decía el texto preparado por quienes se unieron en ese entonces, por "pura indignación", contra los atropellos. Hoy tienen 46 sedes en el mundo.
Colombia, por razones obvias, inquieta a la ONG, una de las que le da al Departamento de Estado de E.U. sus puntos de vista sobre la situación del país.
El Tiempo/Marisol Gómez Giraldo