"Con el garrote de la deuda externa, con sus transnacionales, con los venenos que nos venden, con sus medicamentos, con la bomba de neutrones, con especial cariño van a rajarnos la cabeza"
Euler Granda
EL PLAN COLOMBIA Y LA BASE DE MANTA Mentalizado y armado en los salones del congreso estadounidense, con la colaboración de estrategas políticos y militares, el apoyo de grupos económicos poderosos, la venia de gobernantes intimidados en medio de economías tambaleantes y con el aplauso de transnacionales petroleras, empresas mineras y palmicultoras multinacionales; el Plan Colombia (en su versión última) ya se está introduciendo en la dolorosa cotidianidad de nuestro país. Mucho se ha hablado ya de sus componentes financieros, de su definitivo enfoque militarista (700 de cada 1.000 dólares son destinados a la cooperación militar), del peligro de la regionalización del conflicto armado, de los daños irreparables a la salud y al medio ambiente con el uso de armas biológicas para la erradicación de cultivos, se ha alertado desde varios espacios ciudadanos sobre el atentado a nuestra soberanía que se erige en Manta como "ojos y oídos" del Plan Colombia. Sin embargo y gracias al discurso oficial del apoyo a la lucha antinarcóticos, el gobierno ecuatoriano continúa arrastrándonos hacia una guerra que todavía no alcanzamos a dimensionar de tan absurda (como lo son todas las guerras) y , paradójicamente, de tan predecible y tan cercana. Sobre el verdadero narcotráfico: Un estudio reciente de la Organización para la Colaboración Económica y el Desarrollo, OCED, organización de los países ricos, estima las ganancias del tráfico internacional en cerca de medio trillón de dólares al año, de los cuales la mitad circula a través del sistema financiero de EEUU... Colombia recibe el 2% o el 3% de lo que se queda en EEUU". Según un ex analista de la CIA la cadena de la industria de la cocaína comprende:De la participación en el mercado el campesino cocalero obtiene el 0.6 de las ganancias El negocio de la droga, y eso lo saben los mentalizadores del Plan Colombia) depende básicamente de dos elementos claves en esta cadena:
- Productores cocaleros
- 500 empresarios (que manejan la mayor parte de la comercialización que llega al mercado de EEUU)
- 6000 personas intermediarias (transporte, distribución, lavado de dinero, seguridad)
- más de 40 millones de adictos de los países industrializados
La estrategia del Plan no toca ninguno de los puntos clave del negocio, sucede que ni con helicópteros artillados, ni con fumigaciones masivas, ni con armas letales se ataca al crimen organizado, a los "barones de la droga" y menos aún a los consumidores de las calles de Nueva York que están dispuestos a pagar hasta 200.000 dólares por un kilo de cocaína.
- El nivel de precios determinado en última instancia de la demanda (40 millones de adictos)
- La capacidad (facilidades) del crimen organizado de introducir estas sustancias en el mercado
Las fumigaciones:
Desde hace 25 años la estrategia ha sido exactamente la misma: militarización, represión y fumigaciones masivas. 25 años de sucesivos fracasos. Según los datos oficiales el área sembrada entre 1992 y 1999 en un 200% y se calcula que en lo que va de este año se expandió 20.000 hectáreas más. Durante este cuarto de siglo y mientras de intensificaban las fumigaciones indiscriminadas provocando pérdidas de toda clase de cultivos, dañando el medio ambiente y causando perjuicios a la salud de los pobladores el negocio de las drogas ha experimentado su mayor crecimiento. Pero el Glifosato, herbicida químico de categoría tóxica III, permite a la transnacional norteamericana Monsanto una ganancia líquida de 1.200 millones de dólares al año. Para no entrar en detalles daremos solo un ejemplo de una de las denuncias que ya se están presentando en nuestro país sobre los efectos de estas fumigaciones: "ECUADOR: El impacto ambiental del Plan Colombia por Kintto Lucas NUEVA LOJA, Ecuador, oct (IPS) El Plan Colombia del presidente Pastrana, que comprende medidas para la lucha contra el narcotráfico con el apoyo de Estados Unidos, comenzó el 1 de septiembre. Sin embargo, fueron las fumigaciones realizadas en una zona del departamento colombiano de Nariño, fronterizo con la provincia serrana de Carchi, en Ecuador, las que tuvieron peores efectos para la población del lado ecuatoriano. "Desde agosto el aire que respiramos ya no es el mismo y hay vecinos que han tenido dolores en los ojos y la cabeza, que no son normales", dijo Juan Cruz, un agricultor de Tobar Donoso, un pueblo de Carchi. El médico Arturo Yepez, de Tulcán, la capital provincial, dijo que los habitantes de la zona presentaron síntomas similares a los de campesinos ''intoxicados con la ingestión de pesticidas''. Los campesinos de Tobar Donoso aseguraron que en las últimas semanas ha habido sólo pequeñas fumigaciones, pero temen otras masivas, como la realizada a fines de agosto para destruir 5.000 hectáreas de plantaciones de coca. En esa oportunidad, las fuerzas antidrogas colombianas utilizaron tres aviones Turbo Thrush de fumigación escoltados por tres helicópteros Black Hawk y 200 soldados de un comando de selva, entrenado y equipado por Estados Unidos. " Por último, se ha demostrado históricamente que la destrucción de sembradíos de coca mediante fumigaciones provoca no la eliminación sino el traslado de los cultivos de una zona a otra. Fue así como hace más de dos décadas los cultivos de coca llegaron a instalarse en Colombia.La militarización y el escalamiento de la guerra
Stan Golf, militar retirado de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos, ha declarado con respecto al Plan Colombia y su componente militar: "No hay cambios sobre lo que enseñamos en Vietnam, Guatemala, El Salvador; siempre entrenamos para la lucha contra la guerrilla comunista". El escenario es claro: Se trata de incrementar la capacidad militar para acabar con la guerrilla desconociendo todos los esfuerzos por concretar un proceso de paz mediante. De retroceder ante cualquier intento pro concertar un diálogo efectivo entre todos los actores sociales del que salgan las respuestas las necesidades que en última instancia determinaron el levantamiento armado. El Plan pretende invertir en instrumental de guerra permitiendo la injerencia directa de las Fuerzas Armadas norteamericanas. Durante la última década el gasto militar creció a un ritmo dos veces mayor al del Producto Interno Bruto y, coincidencia o no, los índices de violencia en lugar de disminuir, crecieron al mismo ritmo del gasto de defensa. La ganancia por concepto de venta de armas ocupa el primer lugar en los negocios mundiales. El capital financiero se alimenta de la industria armamentista con más voracidad que del tráfico internacional de drogas. Del presupuesto asignado en el Plan Colombia una fracción considerable se ha dispuesto para la compra de helicópteros Blakham que solo se producen en Estados Unidos. Por ello la ejecución del Plan ha desatado una oferta creciente de las firmas norteamericanas que producen material bélico. La Bell Textro y United Tecnologies Sikorsky Aircraf ya han firmado contratos multimillonarios para enviar 18 de estos helicópteros nuevos y 42 renovados, existe además la solicitud de 14 helicópteros más. Únicamente estos contratos de los fabricantes asciende a 600 millones dólares.Los planes detrás del Plan:
En las declaraciones de Stan Golf se denuncian intereses que desenmascaran por completo las intenciones de Estados Unidos con la implementación del Plan Colombia. Según el ex militar el principal objetivo es el petróleo "Se trata de defender las operaciones de la OXY, la British Petroleum (fusionada con la norteamericana Amoco) y la Texas. Y esos son los intereses que entran en juego en las futuras elecciones presidenciales: la familia de Al Gore tiene inversiones en la OXY y Bush recibe el apoyo de las petroleras de Texas. En la enmienda al Plan Colombia se exige prioridad para la inversión extranjera y en particular para la industria petrolera. Gracias a esto en 1999 y 2000, se firmaron varios contratos con las transnacionales Chevron, Occidental, BP y Repsol para proyectos de explotación petrolera en la zona del Putumayo. Pero no solamente se trata del negocio petrolero, otras transnacionales también se encuentran apoyando de manera entusiasta el Plan Colombia. Una vez exterminados los cultivos ilegales y forzada la gente a abandonar sus hogares por efectos de las fumigaciones o por las situaciones de guerra, esos terrenos pasarán a manos de palmicultoras, madereras o de las empresas explotadoras de uranio. El Plan Colombia también representa una entrada estratégica hacia la biodiversidad amazónica, los recursos naturales, el agua, el aire por donde respirará el planeta serán a corto plazo las riquezas que determinen quien tiene el poder sobre el mundo, el control de estos recursos representa hoy la inevitable lucha de los países industrializados. Las fracturas institucionales que se han presentado en el panorama latinoamericano, la deslegitimación de los partidos políticos y las crisis de gobernabilidad que se han evidenciado en los últimos años se suman a las reacciones sociales en respuesta a la crisis económica que golpea a nuestros países, en este contexto se hace urgente para el gobierno norteamericano una re colonización de América Latina. Para ello el Plan Colombia ha sido diseñado con una estrategia completa que cumple con varios objetivos que se dirigen a un mismo fin. Para consolidar su hegemonía en el nuevo orden mundial resultante de la guerra fría y controlar el escenario político regional el Plan Colombia contiene todos los ingredientes de una receta casi mágica que cubre todos los frentes posibles. Por un lado eleva el presupuesto militar para fortalecer la política de seguridad mediante la manutención de un poderoso ejército, la intervención directa en Colombia y la inspección y vigilancia de las operaciones militares desde la central en Manta para la ejecución casi matemática del proceso de control y dominación para latinoamérica, para ello un elemento importante es liquidar a los movimientos insurgentes y a la base social que de alguna manera los legitima así como aplacar cualquier intento de reacción social en la región, el siguiente paso será la apropiación de los territorios amazónicos poseedores de grandes riquezas naturales, agua, bosques y definitivamente el petróleo, devolviendo a las transnacionales el monopolio del poder. En suma, el narcotráfico es apenas una máscara, un pretexto para la intervención y control en la región y el reforzamiento de las columnas del capital financiero internacional. LA PRESENCIA DE LOS MILITARES ESTADOUNIDENSES EN LA BASE DE MANTA La ocupación de la base de Manta por parte de militares estadounidenses es una pieza en la estrategia regional de control de personas y recursos que desarrolla Estados Unidos en relación a Latinoamérica. Es decir que no se trata de un hecho aislado, ni de una ocupación ligada exclusivamente al Plan Colombia, sino que se enmarca en la proliferación de FOLS (puestos avanzados de operaciones) que los militares de Estados Unidos iniciaron con la ocupación de bases militares en Aruba y Curazao. En este sentido se ha pronunciado el General Colin Powell, recientemente nombrado Secretario de Estado Norteamericano, quien afirma "no podemos tratar de resolver un problema en Colombia para que luego aparezca en otro lado. Tiene que haber un enfoque más regional". Este enfoque es regional, no porque el problema del narcotráfico sea realmente regional, sino porque los intereses estadounidenses están dispersos en distintas zonas de América Latina, al respecto Tom Blickman, miembro del Transantional Institute (TNI), afirma que "la alta inestabilidad política de Colombia pone en riesgo los intereses geopolíticos de los Estados Unidos, principalmente por el Canal de Panamá y los campos de petróleo en Venezuela que son la primera fuente de este recurso energético para los norteamericanos". Por otra parte, el control regional que se propone realizar con la ocupación de bases por parte de militares norteamericanos se evidencia en las afirmaciones recogidas por el periódico el Espectador de Colombia, que citando una fuente del Departamento de Estado Norteamericano, señala "las nuevas bases antinarcóticos localizadas en Ecuador, Aruba y Curazao serán puntos estratégicos para vigilar muy de cerca los pasos de la guerrilla". En la misma dirección cabe tomar en cuenta las declaraciones de Stan Golf, militar retirado de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos, instructor de entrenamiento antidrogas en 1992, que señala "no hay cambios sobre lo que enseñamos en Vietnam, Guatemala, El Salvador, siempre entrenamos para pelear contra guerrillas comunistas". El carácter de la base de Manta desde el discurso del Departamento de Estado Norteamericano es de apoyo y vigilancia en la lucha contra el narcotráfico, sin embargo en la experta opinión del General (r) René Vargas Pazos, ex Comandante General de las Fuerza Aérea Ecuatoriana, el Acuerdo que sustenta la presencia de los militares norteamericanos en Manta "da las facilidades necesarias para planificar y ejecutar una gran operación militar de ataque y no una rutinaria búsqueda de narcotraficantes". Además Vargas ha manifestado que el Convenio Operativo para el uso de la base de Manta "regula los aspectos especiales de mando, control de operaciones, personal, seguridad, logística y comunicaciones, o sea todos os factores que se consideran en un plan de guerra". La experiencia indica que la ocupación de bases por parte de militares estadounidenses ha traído, para los países que han consentido en ello, terribles consecuencias. Al respecto el caso de Honduras resulta paradigmático, según afirma Berta Oliva de Nativi, Coordinadora General del Comité de Familiares de Detenidos- Desaparecidos en Honduras: "El objetivo era construir un centro estratégico para apoyar las fuerzas contra revolucionarias de Nicaragua, conocidas como Contras; la rehabilitación incluyó la reconstrucción, ampliación y modernización de la deteriorada pista de aterrizaje, trabajo a cargo de las Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos, basadas en Washington (...) El destacamento especial que fue base de operaciones antiguerrillas hacia lo interno y externo se le conoció ampliamente por ser refugio de los Contras, tanto para entrenamiento militar como para asistencia médica; también sirvió para el abastecimiento de armas, alimento y todo tipo de apoyo logístico, incluyendo la llegada encubierta de instructores de origen estadounidense y chilenos; así como centro de tortura e interrogatorio de opositores políticos en la década anterior y de sandinistas capturados por la Contra (...) En las mil183 manzanas del extenso territorio que dominan la base, se identificaron seis puntos como sitios de inhumaciones clandestinas; en uno de ellos se presume hay 48 tumbas (...) técnicos de inspecciones oculares del Ministerio Público aplicaron pruebas científicas de luminol en las cámaras de tortura, detectando abundante sangre en las paredes y techos, 24 nombres escritos en las mismas". Con estos antecedentes cabe preguntarse cuál es el grado de control que el gobierno ecuatoriano puede ejercer sobre las actividades de los militares estadounidenses en Manta, considerando que el Acuerdo suscrito entre Ecuador y Estados Unidos para el acceso y uso de las instalaciones de la base aérea de Manta deja exentos de visa a las personas naturales y jurídicas del Centro Operativo de Avanzada, esto equivale a afirmar que no tenemos control sobre las personas que entren y salgan para realizar las operaciones militares en la base de Manta; operaciones sobre las cuales tampoco tenemos poder de vigilancia l@s ecuatorian@s. ¿Quién garantiza que las personas extranjeras cuyo ingreso al Ecuador sea ordenado por la embajada de Estados Unidos en aplicación de este convenio no sean los mismos torturadores y homicidas que trabajaron en la base de Honduras, o personas que cumplan ese mismo papel? Otro de los riesgos inminentes de la presencia de los militares en la base de Manta, es que en el Convenio que sostiene su presencia se ha establecido una renuncia a toda reclamación por concepto de daño, pérdida o destrucción de bienes, o por concepto de lesiones o muertes sufridas por el personal de cualquiera de los dos gobiernos (Art. 19 del Convenio del acceso y uso de la base de Manta). En buenas cuentas este convenio constituye prácticamente una "patente de corso" a los actos que los militares estadounidenses realicen en contra de los bienes y personas del Estado ecuatoriano. Este hecho vulnera el estado de derecho, genera inseguridad jurídica, favorece la impunidad y transgrede la potestad soberana de juzgar los delitos cometidos por extranjeros en el Ecuador. El gobierno ecuatoriano al suscribir el convenio de la base de Manta ha permitido la exoneración de todos los procedimientos de exportación, importación, aranceles, impuestos directos e indirectos y otros cargos a los productos, materiales, equipos, provisiones y otros bienes que traigan o saquen del país los militares estadounidenses; además renuncia a su potestad de inspeccionar y regular sus cargamentos. Estas condiciones son a todas luces un prejuicio de doble vía para los ecuatorianos; en primer lugar cabe preguntarse con qué base el estado ecuatoriano renuncia a su potestad pública de cobrar impuestos, y sobre todo, cómo puede suprimir la facultad jurídica que nos asiste a aforar los cargamentos venidos del exterior. Los riesgos son enormes: cualquier cosa podría ingresar a la base de Manta (desde juguetes hasta desechos tóxicos) y nunca tendremos la posibilidad de pedir cuentas al respecto. Belén Vásconez R.
Comisión Ecuménica de Derechos Humanos
Rommel Jurado
Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos
Servicio Paz y Justicia del Ecuador